viernes, 1 de noviembre de 2013

El arroz de mi abuela


Ese sabor de vapor
de hierbas blancas
y agua bendecida por el fuego

que comí en aquella casa pobre
llena de maderas añejas
y de fierros oxidados
no he probado otro arroz
más rico que el que hacia mi abuela
y no lo comeré nunca
pues se ha acostado
en el útero de la tierra
no sé por que no lloro
debió estar todo tu cariño maternal
y tu amor
en aquel plato florido
en ese mantel blanco bordado
pero no aprendí a extrañarte
nadie me enseñó la importancia
de tener una abuela.

Ahora me quemo con este arroz crudo
y con mucha sal de mis lágrimas ausentes.

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