Desde la arista más alta de esta estrella
en caída libre al abismo del mundo
noto que mis pies no se congelan
pues no es nieve lo que hay en su resplandor
como dicen sabios y gigantes
sino la suavidad de las plumas de los ángeles
que me besan con todas sus alas
y aunque estoy sólo, dentro de esta música
en las cenizas cósmicas de cada sonido
veo toda la eternidad, ahora.
A Sebastian Rodriguez.
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