jueves, 19 de diciembre de 2013

El hombre del mundo

En el principio era el verbo
y el verbo era Dios
y Dios creó el cielo y la tierra
en el principio

no se si estaba Jesús o María
o Judas y su madre
o si existía la luz y un abismo vacío
no se por que escribo en pares
tal vez porque estoy sólo
como el protagonista de todas las historias
viviendo en cavernas
escondiéndose de la lluvia
lavándose los pies en un estero
robando fuego
prendiendo leña
cazando leña
pescando
encaramándose en los árboles
escuchando a los pájaros
no sabía hablar, ni leer ni escribir
no ha dibujado en las piedras
no conoce ninguna tribu
no ha visto a ningún ser humano
ni sabe que está desnudo
pero es más sabio que la montaña más alta.
Cuando despierta, no sabe cuando se durmió
está dentro de un kiosco
vendiendo cigarros sueltos
ordenando el último diario que queda
contando las monedas negras
tomándose un vaso de bebida azucarada
lo llaman del teléfono
al lado de la foto de la señora con los hijos
es su hermana que lo invita a la casa
al cumpleaños de la sobrina
cuelga, y recuerda todo
pero no entiende nada
¡Donde están las estrellas!
Grita en su mente
que nube inútil tapa la noche
sólo se ven luces, una que otra
han desaparecido los astros
con quienes conversaba
tirado en la maleza
con las manos atrás de la cabeza
antes de quedarse dormido.

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